Ya nos hemos acostumbrado al sabor del rico té. Respirar su aroma nos incita a descubrir su exótica esencia.
Hablar de su esencia me hace pensar en las plantas medicinales y el centro curativo que visitamos.
Malika, directora de la organización cooperante, nos recibió con las manos bien abiertas. Tanto fue así que nos explicó en qué consistía el proyecto del que actualmente se ocupaban. Integrar a la mujer en la sociedad, ofrecerle una educación elemental, y la oportunidad de trabajar en el cultivo y la distribución de las plantas.
Soy sincera al decir que, a pesar de todo el empeño que ella puso en presentar una exposición que fuera lo más amena y enriquecedora posible, nosotros no la supimos apreciar en un principio porque no todos entendían francés. Fue entonces cuando realmente caí en la cuenta de que cada uno de nosotros es diferente. Cada uno tiene distintas aspiraciones en la vida, y más o menos ganas de aprender.
Gracias a mi buena amiga Carmen, así como Mateo, pudimos escuchar una nítida traducción de aquella interesante ponencia.
Los cooperantes tuvieron el detalle de hacernos un "petit tour" por las istalaciones y las huertas donde se plantaban y cuidaban los cultivos con finalidad medicinal.
¿Cómo es posible el mantenimiento de dichas plantas?
Como tenemos la suerte de viajar con un experto en el tema del agua potable, trabajador en proyectos del Canal de Isabel II, pudimos aprender que , gracias a los planes de ayuda y coodesarrollo en los que opera esta empresa, es posible realizar la extracción del agua almacenada en el nivel freático, en el subsuelo.
Personalmente puedo añadir que, todo un ársenal de proyectos permite el funcionamiento del más importante; la cooperación y el desarrollo.
¿Sabían que es posible lavarse los dientes sin agua? Yo, hasta hoy, no.
Por lo visto, en estas tierras brota una especie arbórea que proporciona flúor.
¡Qué bien nos cuida la madre naturaleza!
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