martes, 28 de diciembre de 2010

km 18. Las mil y una noches de Sherezade

Sherezade y el misterio de la noche.




Anoche el astrónomo Pedro, nos presentó a Aladdín.
Llegó Aladdín con su preciosa alfombra mágica y nos dio un paseo a todos.
Nunca antes habíamos cruzado así el firmamento. El carro, el Pegaso, Orión y otras fascinantes constelaciones enmarcaron el cielo en el cuadro de la noche.
Las perseidas, estrellas fugaces denominadas así por proceder de la Constelación de Perseo, nos elevaron a un mundo de deseos, de evasión efímero.









Nos despertó el puntero láser de Pedro, quien parecía ubi hual kenobi; una nueva forma de iluminar la realidad.

Claro que no hay mejor manera de levantarse que al son de tambores.
Esto es África pero Pablo Marcos se encarga de hacernos entender de obligación tanto en África como en Timbuktú. ¿Por qué lo digo?
HORA DE DEPORTE.
Estirar, correr y volver a estirar. Nos estamos acostumbrando a seguir su ritmo. Cada vez nos mentalizamos más de que aquí no es todo JAU-JA. Para merecer el esperado baño en la playita, tuvimos que demostrar que, en efecto, nos lo merecíamos.
Además, ya me dice mi padre siempre que "no hay mal que por bien no venga"...
¡Qué razón tiene!¡Menudo tipín se nos está quedando!

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