jueves, 30 de diciembre de 2010

km 32. Un día INOLVIDABLE más.

Es de noche. Reconozco que estoy muy cansada pero me queda voluntad para describir otro día inolvidable.
¡Vaya tecnología tienen en estos pueblecitos! Mar ha intercambiado una pulsera por una visita a una casa rural.
Dos habitaciones, una para dormir y otra para guardar el ganado. Lo que más me ha llamado la atención ha sido el panel solar de la casa de enfrente.  Bueno, miento. Lo que en realidad ha llamado mi atención ha sido el enorme nubarrón gris que cubría nuestras cabezas.
En pocos minutos, gritos ensordecedores que decían "¡ Todos a los coches!" Si no era ese el momento de marcharse, probablemente no lo hubiese sido en todo el día.
Así, salvados por la campana, volvimos al Lago Isli para coger las furgonetas.



Adiós a tanta tranquilidad transmitida por las aguas del lago. Pienso que, cuando vuelva al "colegio"(lo que será ya universidad), en los momentos de aburrimiento que emboban a cualquiera, me teletransportaré mentalmente a este lago. Me ha encantado.
Hemos comido platos combinados de la nourriture typique d´ici. Ahora podemos continuar el viaje.
No hemos llegado a la kashba en la que pasaríamos la noche. Pero ya les digo, que no hay mal que por bien no venga. ¡Menudo hotel y qué parking más amplio en el que hemos desplegado nuestras esterillas! jeje.
Un ambiente "chill out" nos envuelve. Colchones de tonalidades a juego con la decoración; lámparas, alfombras, muebles. Lo mejor fue llegar al baño y encontrar retretes y no letrinas o más intemperie.
Insisto, ¡con qué poco se puede ser feliz!

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