Llegamos muy tarde a Rabat. Después de tanto viaje en autobús lo primero que hicimos fue meternos directamente en el saco.
Como bien pudimos imaginar, a las 6 de la mañana, aparecio "Mr. Pablo Sinpiedad".
Hora de deporte. Una hora de foooooting nos permitió conocer mejor la ciudad. Sin duda alguna, la universidad en la que nos alojamos era una auténtica maravilla. Saber que es la universidad más antigua del mundo y que en ella ha estudiado la mujer del rey de Marruecos, hace que me sienta privilegiada.
Unos compañeros no pudieron acompeñarnos al hospital al que fuimos para ver más proyectos de cooperación. Bien se quedaron por estar enfermos, o bien porque prefirieron ayudar a Luis Pastor a perfilar el programa de radio, cuyo tema era El Regateo, Todo un Arte. Quedó tan bien que nuestras familias se emocionarán al escucharlo en la web www.MadridRumboalSur.com.
En cuanto a la visita al hospital, muchos pensamos que, tal vez, nuestra presencia no sería de buen gusto para las madres de los niños ingresados en la planta de pediatría. Sin embargo, la principal causa de nuestra presencia allí era apreciar todo lo que habían conseguido los cooperantes. Construir un centro médico con uno de los mejores sistemas de higiene del país, no es moco de pavo.
Admiro la constancia en las personas. Ser perseverante en aquello que uno se propone realmente es vivir de cara a la coherencia.
Proponerte algo y conseguirlo. Se trata no de entender un proyecto como competición, sino como reto personal.
Un bebé pudo nacer a pesar de su grave enfermedad pulmonar, gracias a este hospital. La mayoría de las personas, generalmente, no soporta los hospitales porque en ellos puedes ver "a la muerte". Este año, yo la he visto. Echo mucho de menos a mi abuelo Manolo.
Morir es ley de vida.
Pero no todos se van. Otros llegan llenos de vitalidad y siempre hay que ver el lado positivo, en este caso de los hospitales; se respiraba vida aquella mañana.
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