jueves, 30 de diciembre de 2010

km 31. Rumbo Lago-Isli.⇒

Se tropieza una y otra vez el Yo Individual de mi ego en esta expedición Madrid Rumbo al Sur 2010.
Hoy nos han dado una valiosa lección de convivencia.
Hemos aprendido que uno no es uno. Uno somos 100.
No cuesta nada tirar a la basura aquellos papeles que usamos. Sin embargo, tenemos la fea manía de hacer del suelo una basura colectiva. ¿Acaso tiramos papeles al parqué de nuestra casa?
Apechugar con lo que uno hace implica que todos seamos consecuentes.
¡Como los chorros del oro ha quedado el lugar!



Olvidando las rozaduras que teníamos en los pies tras haber pateado el Atlas el día anterior, anduvimos hasta la carretera para montar en las pick-ups.
Comimos en uno de los poquísimos monasterios que hay en África del Norte. (Nos dicen hay otro en Etiopía).

(Monasterio de Notre Dam del Atlas)


Esta vez el autobús no podría acompañarnos hasta el Lago Isli. Es por ello que tuvimos la suerte de transportarnos como lo hacen aquí en Marruecos; unas pequeñas furgonetas que tienen, a modo de asientos, sillas de madera.


Lo mejor fue divisar el paisaje desde la baca de ésta.
¿Quién sabe cuándo tendré la oportunidad de vivir de nuevo esta experiencia?
Entre ésta y la comilona que entre todos preparamos después de misa, el día me salió redondo!
¡Como se me hubiese tomado 1000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000 Donuts de azúcar glass!
 Umm...¡Riquísimos los macarrones que nos preparó Pablo, con salsita de verdura y queso fundido! Creo que tripití, lo cual fue una locura estando con la tripa revuelta.

La charla de "Alfred" sobre el Derecho Internacional, ha captado nuestra atención de tal modo que todos queríamos ver la película de la noche; Hotel Rwanda.
También debo añadir que el cansancio nos ha derrotado.Al final nos hemos despertado frente a la pantalla, con nuestros propios ronquidos.
Por lo menos, digo yo, que habrá que ver la peli en España.

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