martes, 28 de diciembre de 2010

km 17. Cala Iris.

Todavía en Chefchaouen  y sudando la gota gorda, sobre todo al divisar una fabulosa piscina privada desde lo alto del sendero. ¡Madre mía! Entonces todos fuimos cómplices de un mismo anhelo, tirarnos al vacío procurando caer en lo que a simple vista eran aguas cristalinas de aquella piscina.
Hora de comer...UMMM ¡Qué buenas sardinas!¡Menos mal que no me tocó magro!
V
O
L
V
E
M
O
S

A
L

B
U
S


Regresamos al autobús tras la hermosa puesta de sol. Vraiment incroyable!
La redonda esfera anaranjada se ocultaba bajo la incertidumbre propia de un poblado que alberga secretos.
Secretos de la historia, que con el paso del tiempo han desvelado pasiones por estos parajes.
Enigmas que dejan las huellas que hoy pisamos nosotros.
Vuelvo a oír esas canciones que adornan melódicas voces blancas con acordes y el sonar de un djembé.

En la arena escribí tu nombre, el sol bañaba tu piel, cantando con mi guitarra para ti María Isabel. Coge tu sombrero y póntelo, vamos a la playa calienta el sol, chibiribirí, porroponpón, chibiribirí porropopón.

Es la playa de la Cala Iris. Ya hemos llegado. Desgraciadamente no podemos verla porque la cubre el oscuro manto de la noche, pero oigo el placentero "chill out" que desprenden las olas del mar.

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